El hotel puede ser solo un factor más de nuestras vacaciones. O puede ser el que cambie por completo nuestra experiencia en el lugar. Eso es lo que consigue Rosewood Mayakoba.

Estuve hace unos días en la Riviera Maya en México, y la experiencia en la propiedad de Rosewood en la región comenzó inclusive antes de llegar al resort.

El trayecto en el automóvil del hotel con destino a Mayakoba anticipaba el servicio que me esperaba en el hotel. Bebidas disponibles, la música a mi elección desde una tablet y una propuesta de elegir la bebida con la que sería recibido formaban parte del recorrido en un trato realmente cordial.


Una vez llegado a Rosewood Mayakoba, me esperaba el proceso de check-in, siendo recibido cálidamente por miembros del hotel de una forma personalizada.

Mi bebida estaba lista junto con una servilleta con mis iniciales bordadas en ella

Realizado el proceso de check-in, era momento de dirigirme a mi villa.

El resort cuenta con 128 villas en las que se puede acceder de diferentes formas: por agua o por tierra.

Claro que Rosewood Mayakoba sabe cómo generar un primer impacto, y el traslado fue a través de una lancha, que dejaban ver el ambiente natural del resort y me recordaba que no estaba en un hotel más.

Las lanchas son eléctricas por lo que -además de no contaminar- prácticamente no hacen ruido.

En solo minutos había llegado al muelle de lo que sería mi villa por unos días.

La villa -como todas las 128 que conforman el resort- es realmente amplia, con diferentes ambientes pensados para que pasemos mucho tiempo en ella, y no solo como un espacio para descansar.

Claramente el área exterior se convierte en la más atractiva. Encontramos una piscina privada, reposeras para descansar y mesa exterior, todo entre vegetación y con vista a la laguna.

Algunas de las villas se encuentran frente al mar, aunque comparten el mismo concepto.

Frutas frescas que se renuevan a diario, cafetera con cápsulas y hasta una pintoresca botella de tequila estaban disponibles desde el primer momento.

Pero sin dudas un detalle llamó mi atención: la almohada tenía bordadas mis iniciales.

Aunque todo invitaba a quedarme disfrutando de la villa y la piscina privada, sabiendo que el resort tiene varias hectáreas con diferentes propuestas, decidí salir a recorrer Rosewood Mayakoba.

Para eso había dos opciones: buggy (pequeños autos eléctricos que constantemente están circulando) o bicicleta.

Las bicicletas están disponibles para cada huésped y fue mi medio de transporte preferido durante mi estancia en el hotel.

Por caminos muy bien señalizados y cruzando algunos puentes, me llevó solo unos minutos llegar a la playa.

La playa de Rosewood Mayakoba se extiende por más de un kilometro y medio y es realmente amplia con arena blanca que contrasta perfecto con el mar turquesa.

Eso logra que no se perciba la cantidad de gente que se encuentra en el resort y estemos en un ambiente relajado y disperso para disfrutar del sol mexicano.

Frente a la playa nos encontramos con la piscina principal.

Esta es solo una de las piscinas de Rosewood Mayakoba,  aunque es probablemente la más atractiva por su imponente vista del mar.

Junto a la piscina encontramos uno de los restaurantes, con gastronomía que mantiene el toque tradicional mexicano.

Otro restaurante que se encuentra en la playa se una de las más recientes incorporaciones del hotel.

Aquí Me Quedo es su nombre, y se convirtió en uno de mis lugares favoritos durante el día.

Pero caía el sol y Rosewood invitaba a sus huéspedes a un cocktail en un espacio al aire libre con música en vivo y la mejor gastronomía.

Si hablamos de gastronomía, no puedo dejar de hablar del desayuno, con frutas frescas, quesos deliciosos y panificación de primer nivel que acompañan a los tradicionales platos mexicanos.

Sense, a Rosewood Spa es una propuesta que trae lo mejor de la tradición mexicana llevada al bienestar y la relajación.

El spa tiene todos los tratamientos tradicionales que podemos esperar en un establecimiento de este tipo, una piscina exterior y espacios para el relax.

Pero este spa se destaca por realizar tratamientos con ingredientes autóctonos elaborados con plantas locales, creando experiencias que no encontraremos en ningún otro lugar.

Además de las villas, Rosewood Mayakoba ofrece residencias, que no solo están disponibles para inversores que deseen quedarse con una propiedad dentro de este paraíso mexicano, sino que también existe la opción como huésped de alojarnos en una de ellas.

Con todo el lujo y el servicio de Rosewood, estas residencias son elegantes, espaciosas y aunque mantienen las ventajas de estar en un hotel, podemos sentirnos en un ambiente hogareño.

Mayakoba es un complejo mucho más grande aún y el hotel Rosewood es solo una parte de él, teniendo la opción de movernos por todo el complejo si lo deseamos.

El complejo se encuentra entre Cancun y Playa del Carmen, y para llegar se necesita poco más de 30 minutos en automóvil desde el aeropuerto de Cancún.

Aunque el lugar hace a Rosewood Mayakoba un hotel diferente, no tengo ninguna duda que mi fabulosa experiencia en esta propiedad se debió en su mayor parte al personal que trabaja en el hotel, que con simpatía y amabilidad se esfuerza porque la estancia de cada huésped sea inolvidable.

Sería difícil nombrar a cada uno de ellos, ya que todos en su medida demostraron por qué Rosewood Mayakoba es el mejor resort de la región.

Mi recomendación es que este resort es un imperdible en México para quien busque servicio, relax y unas vacaciones en uno de los lugares más paradisiacos del continente.